top of page

Prioridades y cambio de etapa.

  • psicologagreciamor
  • 5 jun
  • 2 Min. de lectura

¿Recuerdas cuándo perdiste el interés por un juguete cuando eras pequeñx? ¿O cuando la música que solías amar en la adolescencia dejó de emocionarte y fue reemplazada por algo distinto? Yo sí. Y me ha pasado con muchas cosas y decisiones a lo largo de mi vida. Algunas me provocan pena, otras una dulce nostalgia, pero casi siempre terminan siendo un buen tema de conversación.



ree


Algo similar escucho cuando las personas narran su historia. Cosas que antes nos apasionaban, que ocupaban un lugar central en nuestra vida, de pronto pasan a segundo plano. A veces ocurre sin darnos cuenta, como si se fueran apagando solas, y otras veces sucede con plena conciencia de que estamos tomando una nueva dirección.


Quizá no siempre vemos con claridad que elegir también es renunciar. Cada elección implica soltar lo que no está incluido en ella. Implica redirigir nuestra energía hacia algo diferente, y dejar atrás lo que ya no tiene el mismo lugar. De eso se trata cambiar de etapa. A veces elegimos hacerlo; otras veces es el tiempo, la vida, el desarrollo o incluso el cansancio lo que nos empuja a vivir algo nuevo, nos guste o no.


Y es verdad: esas etapas vienen atravesadas por el entorno. La sociedad impone expectativas en función de nuestra edad. Se espera que, en ciertos momentos, hayamos logrado ciertas cosas: un título, una relación estable, hijos, éxito profesional. Vivimos bajo la lupa, evaluadxs por nuestros logros visibles, como si eso definiera nuestro valor o dirección. A veces esas presiones son tan fuertes que olvidamos cuál era nuestro deseo original, qué nos motivaba genuinamente.



ree



Con el tiempo, nuestras prioridades cambian. Y aunque eso puede ser muy movilizante, es parte del recorrido. Cada quien vive sus procesos a su manera, con sus ritmos y sus propios miedos. Sé que puede dar miedo tomar nuevas decisiones, especialmente cuando sabemos que las reacciones externas no siempre serán amables.


Cambiar prioridades afecta, inevitablemente, nuestras relaciones: quizá ya no frecuentas a los amigos de fiesta porque elegiste dejar el alcohol y priorizar el descanso. Tal vez esa distancia generó incomodidad o incluso dolor. Pero no hay nada "en contra" de nadie. Simplemente, estás en otro momento.


“Cambiar de etapa no siempre es una elección consciente. A veces, las circunstancias nos obligan a hacerlo. Y eso no está mal.”

Lo importante es cómo lo integramos a nuestra vida, cómo nos permitimos adaptarnos, intervenir, transformar ese cambio en algo que podamos habitar con más calma o sentido. Porque siempre, siempre hay posibilidad de intervenir.


Si estás atravesando un momento así, recuérdate: este proceso es tuyo. Y es único. No dejes que las voces externas te alejen de lo que estás construyendo por dentro. Hay mucho valor en esos movimientos, aunque sean silenciosos, aunque duelan un poco.




Con cariño, Grecia.




 
 
 

Comentarios


bottom of page