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¿Existe la libertad femenina?

  • psicologagreciamor
  • 3 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

El concepto de libertad en las mujeres de nuestra sociedad, la mexicana, específicamente hablando, me parece que sigue y seguirá en construcción mientras no se tome en serio lo que libertad significa. Parece que las mujeres libramos varias batallas a la vez y cada vez suena más difícil poder llegar a un acuerdo cuando se trata de definir este concepto.


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Nos liberamos poco a poco de las brechas laborales aunque aún sigue siendo un tema, nos liberamos aún más lento de experiencias más subjetivas como la maternidad, la vida en pareja y la vida sexual. Sin embargo, llegan otras formas de coartar esta libertad y de encarcelamiento a la propia esencia del ser, de ser mujer y de cómo logramos construirnos como tal.


Las ideas, los prejuicios y las creencias están más encarnadas de lo que creemos, y muchas de las acciones que ahora supuestamente son parte de esa libertad tan añorada, no son más que una trampa que genera barrotes más fuertes y cadenas que “voluntariamente” nos ponemos a consecuencia de la ignorancia y desconexión de nuestro interior y de la forma tan única y singular en la que cada una se construyó como mujer, bajo su contexto socio-económico, académico, cultural, religioso o familiar. Todas las anteriores variantes son completamente importantes a considerar en nuestra historia pero hay algo que nos empuja a olvidarlo y tomarlas en cuenta cuando nos volteamos a ver para crear una idea de nosotras mismas.


Es fácil caer en el juego y en la trampa de mirarnos a nosotras mismas y a otras mujeres con los mismos lentes, regirnos bajo la misma mirada y palabras y por consecuencia hacernos peticiones absurdas que se pueden traducir en: “las mujeres se comportan de tal o cual manera”, “las mujeres se tienen que ver, sentir y expresar de cierta forma”, “las mujeres son las únicas que pueden maternar”, “las mujeres sólo pueden estudiar y trabajar en ciertas cosas”, y así la lista puede continuar...


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Ser mujer y vivir en sociedad como tal, ha sido un acertijo que hemos tenido que resolver pero que siempre la respuesta termina por afectarnos a nosotros mismas, terminamos por juzgarnos entre nosotras y sentir que podemos ser moralmente superiores a otras sólo por atrevernos a hacer y decir cosas diferentes a la generación pasada y vamos exigiendo a la mujer de a lado que haga lo mismo, ya que si no lo hace, merece ser enjuiciada y cuestionada por su “poca sororidad y feminismo”. Es fácil, muy fácil caer en las reglas y el juego del patriarcado y terminar haciendo lo mismo pero disfrazadas de morado y verde.


Cada una tendrá que encontrar su definición de ser mujer, de encontrarse y de respetar sus ritmos, fracasos y progreso, no le debemos entendimiento a nadie, y una forma de comenzar es poder concentrarnos en nuestro interior y reconocer a la persona de a lado como una persona compleja que libra sus propias batallas y que no está obligada a seguir nuestro ritmo. Lo mismo para ti, no estás obligada a seguir el ritmo y el camino de alguien más: descúbrete, siéntete, asúmete, tómate tu tiempo… voltea a ver a la de a lado para asegurarte que no a estás lastimando intencionalmente con tu libertad y proceso, esa mujer que está a tu lado, también encontrará su camino.


Deseo que estás palabras te brinden un respiro entre trata comparación y poca compasión por los procesos.




Con cariño,

Grecia.



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