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Discriminación en la salud mental

  • psicologagreciamor
  • 7 jun 2022
  • 2 Min. de lectura

Este mes tiene como tarea la profunda reflexión sobre las diversas maneras y caminos de vivir la sexualidad humana, la forma de expresar nuestro ser no debería de estar encasillada en una forma rígida y cuadrada, sino que tendría que ser una forma suave, flexible y ligera que permita la comodidad y libertad de ser.


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El medio que nos rodea se convierte en una pieza fundamental para poder explotar todas las oportunidades de expresión y de vinculación con los otros, lamentablemente nuestra sociedad dista mucho de ser ese lugar seguro que promete contención y protección para cada una de las personas que la habita. Seguro te has enterado de toda la discriminación que sufren las personas de la comunidad LGBTI+, es decir todas las personas que no se identifican con una sociedad heteronormada, y a este tema es precisamente al que quiero dedicar toda esta reflexión, para poder dar un primer paso hacia la acción.


Lamentablemente, psicólogxs, psiquiatras, psicoterapeutas, psicoanalistas y personal que colabora en el área de la salud mental, hemos sido formados por planes de estudios que están, en su mayoría, centrados en la heteronormatividad, lo cual no los hace malos, simplemente han sido creados en función de las problemáticas y necesidades sociales. Sin embargo la sociedad cambia y las ideas, pensamientos y formas de expresión, están en constante movimiento, abogando por la genuina libertad de sus miembros y tratando de lograr que el gozar de ésta sea un derecho y no un privilegio de pocos.


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Lanzo estas palabras para todxs mis colegas egresados y en formación, es momento de cuestionar y replantear nuestra función y formación como psicólogxs, psicoterapeutas y psicoanalistas, re-signicar nuestro compromiso hacia el tratamiento de la singularidad del ser humano y poder verlo así: como un ser humano que puede sufrir con sus conflictos. Desero que podamos trabajar en nuestra propia historia y describir prejuicios, rechazos, dudas e ideales que venimos cargando y que la formación académica no nos exenta de caer en la misma discriminación de la que nos podemos quejar, y terminar siendo esos agresores sin darnos cuenta.


Es necesario asumir nuestro lugar con responsabilidad, vocación y compromiso; también lo es no escondernos detrás de nuestro título, bajar la guardia y estimular la curiosidad sincera de lo que vive el otro; reconocer que no lo sabemos todo y que nuestra formación académica, profesional y humana es permanente, nunca se acaba.


Tenemos que reconocer el papel clave que jugamos en la sociedad, somos los profesionales de la salud que ofrecemos un espacio seguro de expresión, conocimiento y re-conocimiento de la persona, tenemos el privilegio de ser elegidos para acompañar la historia de un ser humano. Seamos profesionales dignos de esa confianza en donde lo mínimo que tenemos que hacer es tener empatía, cuestionar nuestro interior y ofrecer lo mejor de nosotros para escuchar, contener y acompañar a todas esas historias de diversidad sexual que tanto han sido lastimadas y relegadas por la sociedad.




Con cariño,

Grecia.


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