Relaciones digitales
- psicologagreciamor
- 2 feb 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2022
Las relaciones digitales son cada vez más comunes, las redes sociales se han convertido en un vehículo de construcción importante que de igual manera dan sostén y espacio para que éstas florezcan o se marchiten. Es importante reconocer todos los beneficios que la era digital tiene para nuestra vida, hace que nos podamos sentir acompañados a la distancia de manera instantánea, nos acerca un poquito más al confort de saber de nuestros seres queridos y nos hace sentirnos capaces de ayudar en situaciones de riesgo, entre muchos otros beneficios.

Cuando se trata del amor en todas sus versiones y específicamente en las relaciones de pareja, la tecnología es un arma de doble filo y es muy, pero muy afilada. Así como te lo mencionaba, la inmediatez del contacto provoca seguridad y certeza de que el otro está ahí para nosotros, que tan solo con unos cuantos toques al teléfono y esperando un poco (si se sabe esperar), la pareja responderá ante la demanda, es decir, ante la necesidad de contacto que se tiene en ese momento, ¿qué maravilla, no? Sin embargo, por el hecho de no tener enfrente a esa persona y poder observar sus reacciones y respuesta, se corre el riesgo de perder de vista que el otro puede estar dispuesto o no a responder, que puede estar en una situación incómoda que le imposibilita satisfacer esa demanda o que simplemente no escuchó el bendito teléfono; aquí es donde se desata el drama de la impaciencia, de la falta de empatía y la incomprensión ante la situación del otro.
Escucho decir una y otra vez “es que sólo le toma un minuto mandar un mensaje”, “si para mi es posible darme dos minutos para responder para él/ella también”, y me doy cuenta de que poco a poco se anula la persona y singularidad del otro, de que poco a poco estamos siendo absorbidos en esta burbuja de egoísmo y pensamiento concreto de que si “yo puedo y quiero, el otro también puede y quiere”. Hasta en el uso de las redes sociales y toda la conexión y desconexión que prometen, se juega algo importante e irrefutable y sin embargo muy fácilmente anulado que es la individualidad y privacidad del uso.

Por otro lado, se va gestando esta necesidad persecutoria de estar al tanto de la vida del otro minuto a minuto porque “se puede y es fácil”, pero si este argumento lo llevamos al terreno de lo real y personal, imagina por un momento que tus mensajes, llamadas y videollamadas forzadas con la intención de estar al tanto, se convirtieran en visitas en persona de tu pareja, imagina que estás en tu trabajo y de pronto tu pareja abre la puerta y se pasa sin decir más a sentarse a tu lado y comienza a preguntar lo que haces y el porqué de la falta de respuesta, ¿qué harías? ¿qué te provoca imaginar esta situación? Una invasión a la privacidad e individualidad.
Así es más o menos como me imagino esta necesidad y angustia de saber del otro, de no poder esperar una respuesta y de tomar ese tiempo de espera como señal de algo malo. Es real que se necesita ser considerado con el otro y dar respuesta ante el contacto, ya sea por seguridad, respeto o simplemente pasarla bien, sin embargo, te dejo esta reflexión en caso de que para ti se esté convirtiendo en un tema angustiante el querer saber del otro y también te estás sintiendo en la necesidad de tú tener que dar santo y seña de tu ubicación física y emocional.
Te invito a re-pensar las comunicaciones que estás construyendo, la necesidad de los tiempos individuales en la pareja, en las demandas y satisfacciones de éstas, tanto en el plano digital como en el real.
Con cariño,
Grecia.
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